lunes, 26 de octubre de 2009

Política

La política es la denominación del arte de ejercer el poder público, de gobernar o de ocuparse de los asuntos públicos en general. En los regímenes democráticos, se llama así a la actividad de los ciudadanos que se ocupan de los asuntos públicos con su voto o con su militancia.

La palabra se originó en los tiempos en que los griegos estaban organizados en ciudades-estado llamadas polis, nombre del cual se derivaron palabras como politiké (política en general) y politikós (de los ciudadanos, perteneciente a los ciudadanos), que se extendieron al latín politicus y llegaron a las lenguas europeas modernas a través del francés politique, que en 1265 ya era definida en ese idioma como “ciencia del gobierno de los Estados”.

¿Y por qué hablar de esto hoy? Porque hoy la política de mi país ha perdido el sentido de arte privilegiado del ejercicio del poder y se ha convertido en poco menos que un oficio malgastado, ejercido por una clase política infectada de ambición desmedida, corrupción e ignorancia social en donde lo que menos importa es gobernar y ocuparse de los asuntos públicos. Acaso lo que hoy ocupa a los polítcos es prepararse trampas y competir de manera permanente por la sucesión para que el poder permanezca en un grupo determinado.

En las semanas recientes, la Cámara de Diputados -sí, esos por los que nosotros votamos-, aprobó un paquete económico que, entre otras medidas antipopulares, tasa al internet y la telefonía celular como artículos suntuarios, crece el IVA al 16% e incrementa el ingreso hasta el 30%. Es decir, ganas menos y te cuesta más. Con estas medidas pretenden incrementar la recaudación para que sigamos manteniendo un aparato burocrático cada vez más ineficiente, que ha demostrado no tener voluntad para sacrificar sus gastos (lujos) y altos costos. Basta recordar que un partido prouso reducir el gsto de partidos al 50% y los demás lo rechazaron con el argumento de que era "una propuesta populista y electorera". El partido no insistió, claro, para tener con que mostrarse como el ínoco con voluntad política para resolver una crisis a la que ellos mismos nos han llevado y poder, entonces, insistir en su paquete fiscal que daña la economía de más de 100 millones de mexicanos.

Hoy, la discusión se centra en cómo recaudar más de los contribuyentes cautivos, en lugar de apostar por un paquete económicio de largo plazo que reduzca los altos costos de nuestra democracia, que reduzca las posibilidades de evasión y que elimine de una vez por todas la corrupción que tanto ha dañado a nuestro México lindo y jodido.

Lo que más me preocupa escuchar, cada vez con más frecuencia, es que "este es el gobierno que nos merecemos", que "oportunidades hay muchas, pero el mexicano es huevón (flojo)", que "si a mi me va bien, que se chinguen los demás" y demás sarta de lugares comunes que no hacen sino justificar las injusticias sociales y los excesos del poder ante una cada vez más creciente apatía del pueblo, que a un grado ridículo, disfraza su coraje en una broma o chiste que ayude a reirse de la propia desgracia (ver al final). No señores, este no es el gobierno que nos merecemos millones de mexicanos que dia a dia salimos a trabajar y que hacemos nuestra parte. No es el gobierno que merecen nuestros campesinos, que deben optar por emigrar a los Estados Unidos en una travesía por demás peligrosa. No es el gobierno que merecen nuestros hijos que sufren de una mala calidad educativa por falta de presupuesto y una deficiente alimentación. No es el gobierno que merecen millones de indígenas que por conservar sus tradiciones son ya tachados de ignorantes. No es el gobierno que merecen los miles de profesionistas que abandonan su profesión para estar detrás de un volante. Este gobierno sólo lo mrecen aquellos que no hacen nada por cambiarlo, que no expresan su opinión en las urnas y en los espacios de expresión. Yo también aborrezco las marchas, pero aborrezco más que haya motivos para que sucedan.

Aquí el mentado chiste: llegó una tres veces viuda a la iglesia, lista para casarse nuevamente de blanco, decisión que fue duramente cuestionada por el cura "¿no te parece que de blanco es demasiado descaro hija?"- le recriminó el párroco un tanto indignado a lo que ella contestó: "lo que pasa padre es quemis otros maridos eran políticos y pues con el del PRI era puro dedazo; con el del PAN, era pura lengua; con el del PRD puro hablar y nada de acción. Pero le aseguro que esta es la última, porque este trabaja en Hacienda, y esos de que te cojen, te COJEN"