martes, 27 de octubre de 2009

Historia

Mientras estaba en la Universidad haciendo un trabajo de historia del cine, me envolví en un texto clásico de E.H Carr para primero definir qué es la Historia. De acuerdo a lo que expuso Carr, podemos deducir -a riesgo de ser simplista- que quien no conoce su historia y aprende de ella, está condenado a repetirla. No basta con saber lo que sucedió en el pasado sino debemos aprender las lecciones que esto deja para no cometer los mismos errores repetidamente. Sin embargo, por más obvio que parece, esta lección básica no ha sido aprendida por muchos.

Es triste ver a nuestros gobernantes y legisladores discutiendo paquetes económicos que hoy siguen dependiendo de la producción y precio de la mezcla mexicana de petróleo, recurso natural finito y cada vez más escaso, que la historia reciente nos ha enseñado que es una apuesta riesgosa tanto por la volatilidad económica como por el riesgo de agotar un recurso que las próximas generaciones no podrán aprovechar igualmente. Es decir, estamos apostando en la ruleta con el dinero de nuestros hijos y nietos.

En otros países que hace años no se asomaban a la escena mundial, ni siquiera como una opción de inversiones -tomemos el ejemplo de Brasil, por su cercanía a México-, han decidido tomar riesgos y optar por crear impuestos a los capitales volátiles y ampliar la base de contribuyentes para no afectar a los cautivos de siempre y por apostarle a un presupuesto económico que dependa cada vez menos de los hidrocarburos. Es decir, aprendieron la lección de evolucionar para sobrevivir. La pregunta es ¿algún día nuestros diputados y senadores, el efecutivo y nuestro sistema de justicia, podxrán evolucionar? o seguiremos a la sombra de ese aparato retrógrada que en lugar de ayudarnos a avanzar nos sumerge cada día más en la sombra de una historia no aprendida...