miércoles, 28 de octubre de 2009

Humanos derechos

Esta semana la discución para elegir al nuevo ombudsman nacional ha tomado un interesante camino, pues se evalúan las diferentes visiones de quienes aspiran a presidir la CNDH. Más allá de las filias o fobias que pueda tener, como cualquier otro ciudaddano, creo que esta Comisión debe estar encabezada no por un político cualquiera sino por un verdadero defensor de los derechos de los mexicanos en todos los ámbitos.

La situación de inseguridad, mal gobierno, dañada economía y todo lo que acompaña a nuestro entorno actual en que el Estado de Derecho brilla por su ausencia, es cultivo fértil para que surjan el encono y la frustración de un pueblo cada vez más vapuleado y vejado. Pueden emerger en forma de manifestaciones sociales diversas, desde las polémicas marchas, hasta expresiones mediáticas, culturales, e incluso violentas, por activistas que pretendan hacerse escuchar dentro del ruido que los políticos alientan para opacar las voces de la sociedad. En este terreno, no se requiere de mucho para que el miedo a perder el poder, haga que el aparato represivo exceda sus límites y que los derechos de la gente sean violados.

Además, el nuevo comisionado de los derechos humanos, tendrá que trabajar en distintos frentes, desde la equidad de género hasta el derecho a la educación y la alimentación, pasando por el derecho a la libertad, a la seguridad y a la propia vida, y será sumamente cuestionado en su trabajo, por lo que debe asegurarse de tener los pantalones o las faldas bien puestos, y que los derechos humanos sean vigilados por humanos muy derechos.

martes, 27 de octubre de 2009

Historia

Mientras estaba en la Universidad haciendo un trabajo de historia del cine, me envolví en un texto clásico de E.H Carr para primero definir qué es la Historia. De acuerdo a lo que expuso Carr, podemos deducir -a riesgo de ser simplista- que quien no conoce su historia y aprende de ella, está condenado a repetirla. No basta con saber lo que sucedió en el pasado sino debemos aprender las lecciones que esto deja para no cometer los mismos errores repetidamente. Sin embargo, por más obvio que parece, esta lección básica no ha sido aprendida por muchos.

Es triste ver a nuestros gobernantes y legisladores discutiendo paquetes económicos que hoy siguen dependiendo de la producción y precio de la mezcla mexicana de petróleo, recurso natural finito y cada vez más escaso, que la historia reciente nos ha enseñado que es una apuesta riesgosa tanto por la volatilidad económica como por el riesgo de agotar un recurso que las próximas generaciones no podrán aprovechar igualmente. Es decir, estamos apostando en la ruleta con el dinero de nuestros hijos y nietos.

En otros países que hace años no se asomaban a la escena mundial, ni siquiera como una opción de inversiones -tomemos el ejemplo de Brasil, por su cercanía a México-, han decidido tomar riesgos y optar por crear impuestos a los capitales volátiles y ampliar la base de contribuyentes para no afectar a los cautivos de siempre y por apostarle a un presupuesto económico que dependa cada vez menos de los hidrocarburos. Es decir, aprendieron la lección de evolucionar para sobrevivir. La pregunta es ¿algún día nuestros diputados y senadores, el efecutivo y nuestro sistema de justicia, podxrán evolucionar? o seguiremos a la sombra de ese aparato retrógrada que en lugar de ayudarnos a avanzar nos sumerge cada día más en la sombra de una historia no aprendida...

lunes, 26 de octubre de 2009

Política

La política es la denominación del arte de ejercer el poder público, de gobernar o de ocuparse de los asuntos públicos en general. En los regímenes democráticos, se llama así a la actividad de los ciudadanos que se ocupan de los asuntos públicos con su voto o con su militancia.

La palabra se originó en los tiempos en que los griegos estaban organizados en ciudades-estado llamadas polis, nombre del cual se derivaron palabras como politiké (política en general) y politikós (de los ciudadanos, perteneciente a los ciudadanos), que se extendieron al latín politicus y llegaron a las lenguas europeas modernas a través del francés politique, que en 1265 ya era definida en ese idioma como “ciencia del gobierno de los Estados”.

¿Y por qué hablar de esto hoy? Porque hoy la política de mi país ha perdido el sentido de arte privilegiado del ejercicio del poder y se ha convertido en poco menos que un oficio malgastado, ejercido por una clase política infectada de ambición desmedida, corrupción e ignorancia social en donde lo que menos importa es gobernar y ocuparse de los asuntos públicos. Acaso lo que hoy ocupa a los polítcos es prepararse trampas y competir de manera permanente por la sucesión para que el poder permanezca en un grupo determinado.

En las semanas recientes, la Cámara de Diputados -sí, esos por los que nosotros votamos-, aprobó un paquete económico que, entre otras medidas antipopulares, tasa al internet y la telefonía celular como artículos suntuarios, crece el IVA al 16% e incrementa el ingreso hasta el 30%. Es decir, ganas menos y te cuesta más. Con estas medidas pretenden incrementar la recaudación para que sigamos manteniendo un aparato burocrático cada vez más ineficiente, que ha demostrado no tener voluntad para sacrificar sus gastos (lujos) y altos costos. Basta recordar que un partido prouso reducir el gsto de partidos al 50% y los demás lo rechazaron con el argumento de que era "una propuesta populista y electorera". El partido no insistió, claro, para tener con que mostrarse como el ínoco con voluntad política para resolver una crisis a la que ellos mismos nos han llevado y poder, entonces, insistir en su paquete fiscal que daña la economía de más de 100 millones de mexicanos.

Hoy, la discusión se centra en cómo recaudar más de los contribuyentes cautivos, en lugar de apostar por un paquete económicio de largo plazo que reduzca los altos costos de nuestra democracia, que reduzca las posibilidades de evasión y que elimine de una vez por todas la corrupción que tanto ha dañado a nuestro México lindo y jodido.

Lo que más me preocupa escuchar, cada vez con más frecuencia, es que "este es el gobierno que nos merecemos", que "oportunidades hay muchas, pero el mexicano es huevón (flojo)", que "si a mi me va bien, que se chinguen los demás" y demás sarta de lugares comunes que no hacen sino justificar las injusticias sociales y los excesos del poder ante una cada vez más creciente apatía del pueblo, que a un grado ridículo, disfraza su coraje en una broma o chiste que ayude a reirse de la propia desgracia (ver al final). No señores, este no es el gobierno que nos merecemos millones de mexicanos que dia a dia salimos a trabajar y que hacemos nuestra parte. No es el gobierno que merecen nuestros campesinos, que deben optar por emigrar a los Estados Unidos en una travesía por demás peligrosa. No es el gobierno que merecen nuestros hijos que sufren de una mala calidad educativa por falta de presupuesto y una deficiente alimentación. No es el gobierno que merecen millones de indígenas que por conservar sus tradiciones son ya tachados de ignorantes. No es el gobierno que merecen los miles de profesionistas que abandonan su profesión para estar detrás de un volante. Este gobierno sólo lo mrecen aquellos que no hacen nada por cambiarlo, que no expresan su opinión en las urnas y en los espacios de expresión. Yo también aborrezco las marchas, pero aborrezco más que haya motivos para que sucedan.

Aquí el mentado chiste: llegó una tres veces viuda a la iglesia, lista para casarse nuevamente de blanco, decisión que fue duramente cuestionada por el cura "¿no te parece que de blanco es demasiado descaro hija?"- le recriminó el párroco un tanto indignado a lo que ella contestó: "lo que pasa padre es quemis otros maridos eran políticos y pues con el del PRI era puro dedazo; con el del PAN, era pura lengua; con el del PRD puro hablar y nada de acción. Pero le aseguro que esta es la última, porque este trabaja en Hacienda, y esos de que te cojen, te COJEN"

viernes, 23 de octubre de 2009

Paradoja

Las complejidades del ser humano, como ninguna otra especie, hacen que la vida esté en una paradoja permanente desde que ésta comienza. Los padres dedican los primeros dos años del hijo para enseñarle a caminar y a hablar, y los siguientes dieciseis lo viven pidiéndole que se siente y se calle. Al crecer, queremos todos los juguetes que no tenemos, pero al obtenerlo, deja de ser interesante y apenas lo tocamos. Más tarde, el joven busca ser el primero en la vida de la doncella y ella espera que él sea el último. Ya en pareja, él le propone casarse esperando que ella nunca cambie y ella decide aceptar con la seguridad de que podrá cambiarlo. Al final uno no quiere morir solo y en la tumba está sólo el difunto.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Nacimiento

Nacer es más complicado que morir. Hace falta el tiempo, el coraje, la valentía para gestar las ideas que, como hijos, nacen de nuestras entrañas y marañas mentales y que repentinamente pueblan nuestros sentidos hasta convertirlos en padres de nuestra conciencia. Pero también se requiere de muy poco para que el torbellino de un golpe ideológico asesine sin pudor nuestro vástago ideático y lo convierta en un zombie, en un muerto viviente que pulula en el mundo arrastrado por las masas y no por sus convicciones. De mi depende que mis ideas nazcan, crezcan, se desarrollen y maduren como las células de mi vida y no como caudal de otros ríos.